Ayer se dispararon las visitas por el post «Hace mucho frío fuera de la FEDA», dejó un comentario al mismo Marcos Llaneza, lo reproduzco aquí para darle más visibilidad.
Hola José,
Desde la lejanía, sigo más o menos conectado con la situación del ajedrez en España y veo que las cosas no han cambiado mucho en los últimos diez años. Estoy de acuerdo con la mayoría de las cosas que comentas y varios de los problemas, son secretos a voces en los corrillos que forman los ajedrecistas españoles.
Mis conocimientos de economía no dan para desarrollar los análisis que has realizado, pero como jugador “promocionado” por la FEDA y habiendo vivido desde dentro el funcionamiento del área técnica, el despilfarro y la mala gestion son hechos consumados. Desconozco la situación en el terreno arbitral y la parte de monitores y/o entrenadores. Como bien dices es un coto cerrado en el que nunca se han establecido criterios para determinar quién estaba acto o no, para realizar esos trabajos en la federación española.
Siempre he sido crítico con la FEDA de Ochoa (que me ha tocado vivir desde sus inicios) y estoy seguro de que las cosas se podrían y se pueden hacer de una manera más transparente y democrática de como se hacen. Pero por otro lado, en lo referente al ajedrez como una actividad laboral, sea como jugador o entrenador profesional, pienso que los propios jugadores y/o monitores, tenemos algo de culpa en ello.
A nivel mundial, la asociación de jugadores profesionales es básicamente un elemento decorativo y en España no existe nada ni parecido. Si aceptas que formas parte de un gremio, lo que la historia dicta es que te asocies con los de tu gremio y busques defender unas condiciones mínimas. Lo que viene siendo en términos laborales una asociación o sindicato. El problema es que los propios jugadores entre si, están muy lejos de llegar a un acuerdo. Creo que la situación es similar al tenis, donde un selecto grupo de jugadores obtiene notables ganancias, pero los no “tan buenos” están muy lejos de moverse en las mismas cantidades. En resumen, las élites ajedrecísticas, que velan por sus propios intereses, se ponen más del lado de los patrones que del lado de sus compañeros de gremio (básicamente porque estos ni siquiera luchan por algo). La oferta de torneos, equipos, eventos, etc…es límitada y la oferta actual de jugadores, es amplia. Así que los organizadores y equipos son los que reparten el juego.
En el area de entrenadores/monitores creo que todavía hay que asimilar el hecho de que ser profesor de ajedrez no está socialmente visto como una profesión. Se puede considerar un “extra” o algo temporal pero el hecho de dedicarse a tiemplo completo a esta actividad, es visto como una salida secundaria. De nuevo creo que los propios entrenadores tienen algo de culpa con relación a su situación. En lugar de ayudarse unos a otros y de ser capaces de luchar por unas condiciones mínimas, en ocasiones ceden (comprendo que la situación económica actual española no da muchas alternativas) y realizan su trabajo por unas condiciones que están por debajo de lo que sería digno.
Al final la FEDA, como patronal, no quiere que haya problemas en la fábrica, asi que cuando hay sublevaciones (Formigal o quizá ahora Linares) concede unos privilegios a los cabecillas y soluciona el problema.
En cierta ocasión, un ex-directivo de la FEDA al que recriminé una decisión cuando yo tenía la tierna edad de 18 años, me dijo; “tu callaté, que ya harás lo que quieras cuando manejes el cotarro”. Algunos de los más protestaban años atrás, son los que ahora llevan el cotarro…
Si al final la FEDA, no es muy diferente a otras empresas; porque es una empresa, ¿no?.
Saludos
P.S: Perdón por mi español, cada vez es peor
…
Muchas gracias Marcos por escribir.
Sí, soy muy consciente de que yo no he descubierto nada nuevo, como bien dices «es un secreto a voces».
Al durar tan años estas dinámica negativa se genera «una selección adversa«, es decir, se queda dentro lo peor de lo peor. Unos como yo entramos y salimos del mundo del ajedrez 5 años sí…5 años no… y otros se buscan la vida ajedrecísticamente hablando fuera de esa dinámica, en ocasiones hasta muy lejos de casa.
Puede que sean los años y yo me haya vuelto más gruñón, o puede que como ahora la normativa exige más transparencia sea más fácil descubrir lo que hay… pero lo que he visto no me ha gustado nada: un pastel cada vez más pequeño y un poder absoluto concentrado que aniquila cualquier brote de renovación.