Jose Sande
Soy profesor de Economía en IES y de Economía de la Empresa en la Universidad Oberta de Cataluña (www.uoc.edu).
Docente, preparador de opositores, autor, editor, ajedrecista y sabinero.
Ha surgido cierta polémica en redes sociales, sobre si en Galicia está permitido viajar para jugar torneos de ajedrez.
Los organizadores se ofrecen a emitir un certificado que autoriza a viajar, pero hay dudas sobre si al no ser una competición oficial de la Federación Gallega esa autorización tiene validez legal.
No veo que diga que tiene que ser una competición oficial, sino que la excepción se limita a decir deporte federado.
Lo pone al mismo nivel que las actividades laborales, etc.
Para mí un torneo que se registra en la FIDE y se exige ser federado, debería cumplir los requisitos para poder viajar. Otra cosa es que cada uno ya valore la prudencia de hacerlo.
Si alguien tiene alguna información adicional, agradecería lo pusiese como comentario, para ayudar a los jugadores que tienen pensado desplazarse a estos torneos.
La serie de Netflix ha ocasionado que se agoten los stocks de tableros de ajedrez en EEUU y así, ¡el New York Times explica en portada cómo hacerse de forma casera uno!
En Twitter Leontxo daba la idea de mesas de ajedrez al aire libre, que se está implantando con éxito en los Países Bajos por Jesús Medina (de raíz española).
Aunque supongo que la FEDA está desarrollando una intensa actividad en aprovechar el tirón de la serie para captar patrocinadores y ampliar la base de federados, pero se echa de menos un poco más de comunicación y transparencia. También se echa de menos que la FEDA no tenga perfil en Twitter, que facilita la difusión con empresas.
«El título de gran maestro es el máximo, pero es más bien honorífico, lo importante es el ranking’”, lamenta. “El otro día debatíamos sobre eso, sobre si debería estar remunerado en España, porque en muchos sitios lo está, como ocurre con los deportistas del plan ADO. Cuesta mucho trabajo, muchísimo esfuerzo y luego queda en algo honorífico, porque no le puedes sacar mucho partido”
Arian González, Gran Maestro de origen cubano y afincado en España desde hace muchos años, abrió el debate en su facebook hace un mes:
Como siempre cada uno tendrá su opinión, como aficionado me sorprende la poca solidaridad de los profesionales entre sí y que se ha asimilado como normal que viva mejor un directivo de ajedrez que un Gran Maestro.
Y tú qué piensas… ¿Se debería ayudar económicamente a los Grandes Maestros?
Sí, la Federación de EEUU tiene algo más de tres veces más federados que la FEDA…pero si recorremos su web vemos que la diferencia entre su gestión profesional es 100 veces mayor. Se transmite la impresión de que hay un equipo incansable en búsqueda de recursos financieros para potenciar su ajedrez nacional.
Este fin de semana, por motivos justificados y acreditados documentalmente que no vienen al caso, tuve que hacer la siguiente ruta en coche: Ponferrada, Lugo, Coruña, Vigo, Ourense, Ponferrada…¡Las cuatro provincias gallegas!
Durante el viaje pensaba las centenas de pequeños torneos que había jugado en los últimos 30 años en múltiples rincones de Galicia. Y también pensaba qué iba a ser de la mayoría de estos pequeños torneos una vez que se levante el velo de los ERTES y veamos los devastadores efectos económicos de la pandemia.
Un crecimiento tan brusco y vertical sin confinamiento domiciliario solo se puede atribuir a algo tan disruptivo como ha sido la serie Queen´s Gambit.
Pero volviendo al tema, durante mi viaje pensaba que al margen del gasto económico del desplazamiento, pensaba en lo que había dicho Bill Gates estos días sobre los viajes de trabajo:
Si quitamos los profesionales (jugadores/monitores/directivos…) y jóvenes jugadores en progresión, que tienen un lógico y legítimo interés en la reactivación del ajedrez presencial, para el 90% de los federados «maduros», el ajedrez online pese a sus limitaciones, se ha convertido en un sustitutivo perfecto de la presencialidad.
Si sumamos que ha aumentado el «desapego» institucional a muchas federaciones deportivas (la gente tiene muy claro lo que hay…otra cosa es que se haya consentido por ser el mal menor para practicar su afición) … pues…muchos aficionados nos preguntamos… ¿merece la pena pagar la ficha deportiva?
En mi opinión, el cuestionamiento es totalmente lógico, dado en muchos casos la poca transparencia de muchas federaciones, pero creo que hay valorar los efectos indirectos a medio plazo: desaparecerá una estructura de pequeños clubs que son «el alma del ajedrez» nacional. Por ello creo que sí, que deberíamos seguir pagando la ficha federativa pese a todo y contribuir aunque no compitamos a mantener en la medida de lo posible la actividad ajedrecística.
Para algunos críticos la serie de Netflix es el mejor estreno del año…y está siendo un éxito de visualizaciones.
Jorge me envía dos hechos curiosos sobre el impacto de la misma:
LEGO MOC
y que las búsquedas de comprar juegos de ajedrez en ebay se dispararon un 273%
Esto demuestra lo que he comentado varias veces, si queremos conseguir fondos que no sean exclusivamente provenientes de subvenciones y jugadores… hay que «pensar fuera de la caja«.
El éxito de la serie confirma que el ajedrez sigue teniendo muchos atractivos, el problema es la falta de incentivos para moverse de muchos dirigentes.
Hoy a partir de las 20:40, participaré en directo en el programa de radio Negras o Blancas de Rafael Roca Cruz, que se emite los lunes en Alzira Radio.
Sin ánimo de justificar a la tramposa, ni las trampas…la noticia da mucho que pensar…¿se están transmitiendo los valores adecuados en las jóvenes promesas? ¿Es sana tanta presión desde tan joven?
Así, tras cuatro horas, pese a llevar mascarillas, se contagian 4 de 5. Estar enfrente de un positivo varias horas jugando, pese a llevar mascarilla es un riesgo y si tu rival dio positivo, deberías estar en cuarentena.
Eso sin tener en cuenta que las mascarillas se entregan sin envoltorio individual, se toquetean piezas, planilla, jugadores se ponen mal la mascarilla…
Continuamos así viendo cada día nuevos estudios que corroboran que el mantra «es imposible contagiarse en la sala de juego aplicando el protocolo FEDA-COVID» era falso.
Así vemos la situación actual de Linares, que después de la chapuza de control del Campeonato de España de ajedrez y desperdigar positivos por toda España, es ahora cuando se ponen a reforzar el seguimiento.
La actuación irresponsable de unos pocos, nos ha colocado a toda la nación de nuevo en situación de estado de alarma, con muy pocos beneficiados económicamente y muchos perjudicados, los principales damnificados serán los monitores de ajedrez y jugadores profesionales.
Miniserie de TV (7 episodios, 6 horas 33 minutos).
Estreno: 23/10/2020 en Netflix.
Una grata sorpresa que se posiciona entre las mejores obras de una filmografía ajedrecística en la que la norma es lo mediocre y en algunos casos lo sobrevalorado.
En lo que técnicamente afecta a las 64 casillas, las numerosas posiciones y secuencias de jugadas están bien seleccionadas, sin faltar referencias a partidas clásicas. Y, sobre todo, se agradece que el número de errores en las mismas es mucho menor del habitual incluso en comparación con la mayoría de conocidos largometrajes de inferior duración relacionados en diferente medida con el ajedrez.
Los asesores ajedrecísticos han sido John Paul Atkinson y el peculiar Iepe Rubingh, fallecido en el presente 2020 y conocido por ser el inventor del ajedrez-boxeo. Garry Kimovich Kasparov y Bruce Pandolfini, figura esta última casi omnipresente en el ajedrez estadounidense desde hace varias décadas, también contribuyeron en este aspecto.
Respecto a consideraciones más generales es reseñable el equilibrio entre un logrado universo ajedrecístico mezcla tanto de jugadores (y acontecimientos) reales como ficticios y demás tramas que arropan el viaje de la protagonista hasta la cima del ajedrez, lo que agradecerá, incluso más que el ajedrecista, el público en general.
Destaca también un tempo narrativo que engancha al espectador y puede pedirle ver la serie poco menos que de una sola tacada. Si a todo ello añadimos una muy pertinente banda sonora y un vestuario y escenarios que no la desmerecen, solamente queda recomendar el visionado de «Gambito de dama».